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«Actualmente estamos en la rebelión de las élites de Christopher Lasch: la conexión con la ciudadanía se ha roto»

Ilustración - Fotografía de archivo

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C.C.M.

Así explicaba Andrés Villena el impacto del fenómeno que da nombre a su libro Las redes de poder en España en el último Foro abierto organizado por la Escuela de Gobierno y Administración Pública SKR.

Andrés Villena es periodista, escritor, comunicador, pero también es doctor en sociología. Por eso, a la hora de realizar su tesis lo tuvo claro, «mucho se ha hablado de las puertas giratorias y los poderes ocultos en las tertulias, pero yo quería analizar el fenómeno de las redes de poder en España desde la rigurosidad del método científico», comenzaba.

El resultado han sido dos libros en los que analiza de forma pormenorizada los nodos de poder en los distintos gobiernos de la democracia española. «Para mí, no era tan interesante vislumbrar sobre quién ha gobernado en España, como esclarecer los entresijos de lo que Galbraith denomina tecnoestructura, sobre la que se constituye esa dominación sobre la democracia. Porque las personas cambian, pero las formas son las mismas», señalaba Villena.

En otras palabras, para él siempre es más interesante saber cómo se manda, que quién manda. Quizá por eso, Kike Cortés, director de la Escuela de Gobierno y Administración Pública SKR, señalaba que en el libro Las redes de poder en España, «Andrés Villena, con la ciencia del entomólogo y las herramientas científicas del sociólogo, disecciona una realidad que demuestra que lo que une al mundo no es el amor, sino los intereses».

¿Cómo se gobierna en España?

El propio Cortés, lo describía con una anécdota muy reveladora: “Yo soy de pueblo y reivindico la vida de pueblo. Y quien es de pueblo sabe que es en el bar del pueblo donde se reconoce el poder. Porque allí siempre ha habido una mesa reservada en la que se han sentado y se sientan el terrateniente, el alcalde, el cura, el maestro y el médico. Y ahí se cocina todo. Villena con su libro demuestra que eso sigue existiendo en la democracia española”.

El bar del pueblo son ahora las redes sociales. Por eso, del análisis que Andrés Villena realiza de ellas, se dibuja un mapa que ilustra y muestra que «hay nodos y hay lazos, hay personas a las que se les pide más su opinión y hay perfiles y grupos que ostentan la máxima centralidad. Estos son los que más influencia tienen», señala Villena.

Pero, tras su análisis, el sociólogo ha descubierto algo mucho menos obvio y más interesante, porque «hay nodos (grupos, perfiles, personas) que, aunque no son los de máxima centralidad, ni a los que se les pide más opinión, son de los que dependen otros nodos. Estos son los que realizan una labor de intermediación tan importante, que pueden dejar al resto de nodos sin algo», desvela Andrés Villena. Dicho fenómeno, para él se traduce en «mucho poder. Porque los que están en este nexo, en la dualidad, los que se unen y se relacionan, relacionan a sus grupos. Y ahí está la clave».

Algunos de estos nodos duales los encontramos en personas como Mariano Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría, José Luis Rodríguez Zapatero, Pepe Blanco o Luis de Guindos. Pero también, en nombres que, aunque a priori pasaban más desapercibidos, son auténticos nexos del poder, como Eduardo Serra, Valeriano Gómez, Marta Silva de la Puerta, Carlos Espinosa de los Monteros o Miguel Ferre Navarrete, entre otros.

De estas interrelaciones entre el mundo político, funcionarial, empresarial y hasta judicial, es de donde nacen las tecnoestructuras de poder que definen cómo se gobierna en España. Y lo paradójico del análisis de Villena es que estas estructuras no entienden mucho de ideologías.

«Quizá en los gobiernos del PP se ve más interrelación con los abogados del Estado y en gobiernos del PSOE con jueces y fiscales, pero TECOs, diplomáticos y Técnicos de Hacienda son transversales y siempre están. También los poderes autonómicos y los nexos relevantes con la Unión Europea. Y respecto a los empresariales, quizá estuvieron más presentes durante el gobierno de Mariano Rajoy, pero ahora hay mucha más presencia de los poderes burocráticos y universitarios».

Al final, para Andrés Villena todas estas relaciones tienen una característica común, que «trascienden y siguen vivas más allá de un momento puntual. Porque proceder de entornos similares, implica conocerse y compartir visiones parecidas. El poder tiene una dimensión relacional y sin relaciones no hay poder», concluye.

Impacto en la democracia

Andrés Villena, prudente como es, alude en que para conocer el impacto exacto y real que estas tecnoestructuras de poder tienen sobre la democracia, habría que crear un gran modelo con múltiples variables que incluyera también a la dimensión internacional y a los factores exógenos.

Pero, como él mismo señala, «estas tecnoestructuras están formadas por personas muy listas y muy bien conectadas. Unas pocas personas que ocupan parcelas de poder importante que se va sustituyendo, a veces en un marco de poder vertical y de las grandes familias. Al final, un grupo de personas que tienen acceso a una cadena de favores. Nadie lo sabe y toman decisiones que impactan en la vida pública».

Por tanto, este oxímoron del poder transparente, esta intersección entre grandes círculos que conforma la élite del poder, podemos llegar a decir que erosiona el debate público sobre la separación de poderes, económico, mediático, político y con ello, de una u otra manera, la democracia. Así, para Andrés Villena las sociedades están enfermas democráticamente hablando, porque como señala aludiendo a Ulrich Beck, “las conquistas sociales aportan y han aportado problemas nuevos”. Y esto es lo que, según su análisis, ha ocurrido con el poder.

«Pareto, en su pesimismo democrático y fuertemente influido por Maquiavelo, pensaba de la democracia que era un sistema para gobernar a las masas incapaces de gobernarse a sí mismas. Una idea actualmente presente en las élites del poder», señala Villena.

«Este grupo de personas recurrentes, que no dejan pasar a otras, no se bajan del coche negro y están alejados de la ciudadanía. Por eso, estamos en la rebelión de las élites de Christopher Lasch, donde la conexión con la ciudadanía se ha roto», concluye Andrés Villena.

IMAGEN: freepik.es
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