Para Andrea Alba “la oposición es caer y levantarse continuamente”. Asegura que suspender en su primera convocatoria le ha servido para mejorar. Ahora está a la espera de las notas de los exámenes de Gestión del Estado celebrados el 16 de septiembre. Estudia con tesón para que el tiempo que la oposición le roba a su hija Marina traiga su recompensa.
MARTA GÓMEZ PEÑARRUBIA
Andrea Alba (42 años) empezó a opositar al Cuerpo de Gestión de la Administración Civil del Estado (CGACE) en octubre de 2020. Paró temporalmente en 2022, a la espera de las notas de su primera convocatoria y, tras suspender el proceso selectivo, retomó el estudio en 2023. Al mismo tiempo se incorporó como funcionaria interina en la Gerencia informática de la Seguridad Social.
Este puesto “encaja perfectamente con mi perfil y con lo que buscaba”, nos cuenta. “Yo venía de trabajar en la banca en proyectos y estrategia sobre las Pymes y en la GISS estoy desempeñando un puesto relativo al PRTR en Estrategia y Proyectos. ¿Casualidad? Tal vez. O quizá sea el destino… Siempre he creído que mi suspenso servía para algo y no lo cambio”.
Frases como esta definen a la Andrea opositora a la perfección. Es constante y disciplinada en el estudio -solo ha faltado un día a clase y fue porque estaba ingresada por parto-, tiene claro su objetivo y siempre afronta las frustraciones (grandes y pequeñas) con el optimismo y la serenidad de quien sabe que tarde o temprano logrará su objetivo. De hecho su preparador, poco dado a halagos gratuitos, nos confiesa que le «sorprendería mucho» no encontrar el nombre de Andrea entre los aprobados de la convocatoria actual.
Esa ilusión es precisamente su motor para seguir adelante: “Después de tantos años en la empresa privada sin lograr nada para mí y el hecho de que obtener la plaza esté basado exclusivamente en mi esfuerzo hace que me plantee la oposición como un reto que tengo que conseguir”.
A Andrea le hubiera gustado que alguien le dijera que “esta oposición no es fácil y que es imprescindible impregnarse de todo el temario para dominarlo de cara al examen. Así habría enfocado el estudio de manera diferente”.
Partiendo de su propia experiencia, su consejo para cualquier opositor es “la constancia y el tesón”, asegura de forma directa, sin rodeos ni adornos. “Para mí la oposición es caer y levantarse continuamente”. De hecho, suspender el caso práctico hace un año o no dar su mejor versión en alguna clase es lo que más le cuesta asumir, pero también lo que la empuja a querer mejorar.
“Siempre he sacado muy buenas notas en el colegio y la universidad y la verdad que lidiar con un ‘no estoy en la lista de aprobados’ es difícil, pero lo acepté rápidamente pensando que las cosas siempre pasan por y para algo”. Y no se equivocaba. A los pocos días de publicarse los resultados le ofrecieron trabajar como funcionaria interina. Un respiro que sin duda le ha recargado las pilas para su segundo intento. Se presentó a los exámenes del 16 de septiembre y está esperando las notas. El corte del primer examen lo sabremos a partir del 5 de diciembre, según informaba hace unos días el INAP.
Andrea ha compaginado siempre la oposición con otros compromisos personales y laborales. Primero con su hija Marina, que acaba de cumplir tres años, y luego sumando su puesto como interina en la Administración.
Reconoce que lo más duro es el sacrificio personal y familiar. “Siento que he estado desaparecida del mundo durante tres años. Y ver que los grandes damnificados son mi hija y mi marido me entristece, pero es un peaje en beneficio de todos. También he de reconocer que estudiar me gusta y me enriquece y que yo no sufro estudiando, pero es cierto que ya no soy adolescente y también tengo que adaptarme a la familia”.
Pese a todos los momentos difíciles Andrea considera que el camino andado hasta ahora ha merecido la pena. “Estoy ampliamente orgullosa. Mi vida es diferente. Ahora tengo ilusiones y antes, cuando estaba en la empresa privada, no.”
Cuando mira hacia el futuro Andrea se ve “trabajando en la Administración y sirviendo al interés general. Nunca pensé que diría esto, pero quiero aportar y que los ciudadanos lo puedan percibir de alguna manera. Me interesan los puestos que permiten tener una visión estratégica de lo que se hace y cómo se hace”.
Además, nos confiesa una ilusión adicional: “Me gustaría acompañar a otros opositores en esta bonita y, a veces, angustiosa andadura que es la oposición, con el convencimiento de que dicho acompañamiento permite percibir lo difícil como fácil”.
“La oposición es un camino muy arduo que conlleva muchos sacrificios pero también es un camino lleno de pequeñas recompensas que día a día van emanando”, afirma. “Ahí es cuando se produce el crecimiento del opositor”.
En este punto Andrea recuerda una frase de Paulo Cohelo en su libro El alquimista, que, cree, refleja muy bien la esencia de la oposición: “Sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar”. Por eso subraya la importancia de no decaer.
Aconseja también mantener la forma física y una alimentación saludable, intentar desconectar -aunque a ella esto último a veces le resultaba imposible, confiesa-, y, sobre todo, cuidar la salud mental: “Una mente fuerte nos ayudará a enfocar el estudio desde una perspectiva optimista”.
Marta Gómez Peñarrubia es periodista y actual responsable de comunicación de SKR. Opositora en sus ratos libres. Le interesan más las dudas que las certezas. @marta_gomz
