Adrián no quería perder el ritmo de estudio de la universidad, así que empalmó la carrera con un máster y con la oposición al Cuerpo de Gestión del Estado sin pensárselo dos veces. Apostó y ganó.
Reconoce que opositar “algo que acabaría haciendo en el futuro” así que mejor antes que después, pensó. Y siguiendo el consejo de varios amigos suyos que han preparado (y aprobado) diferentes oposiciones superiores en SKR eligió academia sobre seguro.
De hecho, el boca a boca es de los mayores canales de entrada de nuevos alumnos en SKR, especialmente en la preparación de oposiciones de A1. No es de extrañar si tenemos en cuenta la alta tasa de aprobados que los aspirantes que pasan por nuestras aulas logran año tras año.
Superada la parte más difícil: lanzarse a la piscina de las oposiciones y elegir la academia y la metodología que mejor se adaptaban a sus necesidades y expectativas, a Adrián le quedaba el trabajo más complicado. “La experiencia no ha sido tan mala como podría haber sido”, comenta orgulloso, “la he sabido compaginar con mi vida personal”.
Lo cierto es que la gestión emocional durante las oposiciones es uno de los caballos de batalla más habituales, pero como siempre dice la psicóloga Lucía Matesanz, opositar no tiene por qué implicar un sufrimiento.
Adrián ha sabido cumplir con esta premisa y llegar hasta el final del camino sin demasiados altibajos. Pero advierte: “Lo único es que sí que hay que ser constante, no puedes dejarlo durante largas temporadas porque se te olvida el temario y las leyes cambian por completo”.
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