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Las trampas (y los trucos para solventarlas) del segundo ejercicio de la oposición al Cuerpo de Gestión del Estado

Prueba - Escritura

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Después de la prueba realizada por todos los opositores el pasado día 6 de noviembre, resulta imprescindible acudir a dos palabras: ¡Enhorabuena! y ¡Gracias! No se entendería el contenido de este breve comentario sin antes hacer el reconocimiento debido a todo vuestro trabajo y esfuerzo realizado a lo largo de todos estos últimos meses.

CARLOS GARCÍA MONÍO

Creo que, a menudo, resulta complicado para un opositor expresar con exactitud cómo se siente tras la realización de un primer ejercicio de oposición. Casi tanto como lo es para un preparador transmitir el tremendo mérito que tiene simplemente el hecho de haber echado el resto en esa «última vuelta de repaso» que tan lejos se veía cuando uno se ponía por primera vez frente al temario de la oposición (ni hablamos del inmenso orgullo que sentimos de nuestros aprobados). La idea de «siempre pudo haber ido mejor» es la regla general, y rara vez la satisfacción con uno mismo se impone. Pues bien, ¡ENHORABUENA! Lo conseguisteis.

¡Gracias! Esto es lo que os merecéis que os digamos por varias razones, no sólo por haber depositado vuestra confianza, sino también, por haber dado lo mejor de vosotros mismos en una prueba que no siempre arroja el resultado numérico deseado pero que sí debería hacer que os sintierais satisfechos de lo hasta ahora realizado. Habéis estudiado, lo habéis pasado mal (a veces, desgraciadamente, muy mal) y lo habéis hecho. Ganasteis cuando os sentasteis en un aula a marcar las casillas y os debéis a vosotros mismos daros las gracias por ello.

¡Y ahora… toca volver a ganar! No podía ser de otro modo, claro. Para ello, toca lanzar unos mensajes preliminares de cara a la preparación del segundo ejercicio. ¿Os acordáis de esa pregunta que tanta rabia os dio fallar en el test? Este es el momento de demostrar para qué habéis estado echado tantas horas.

Primero, por partes. Tras la remodelación del proceso selectivo, este año toca hacer preguntas cortas y resolución de caso práctico. ¿Problema? Ninguno en absoluto.

Round 1: Las preguntas cortas

El tiempo, el tiempo, el tiempo… Vosotros domináis el examen, nunca a la inversa (ya sería difícil, habida cuenta que es una hoja de papel…). Esta es la venganza por las preguntas ‘dudosas’ del test. Toca hacer una exposición sintética de aquellos puntos del temario sobre los que versen las preguntas (mini preguntas, afirmaciones verdadero-falso, o lo que la Comisión Permanente nos quiera poner por delante). Nada de largas introducciones de antecedentes históricos.

Directos y, con seguridad: cogemos el elemento fundamental del enunciado para reformular el inicio de la respuesta, plasmamos la normativa de referencia (que para eso os hemos dado la ‘matraca’ con tantas Leyes y Reglamentos) y resolvemos. La diferencia entre dos instituciones jurídicas, pues es… ¡ESTA! El conjunto de funciones de un determinado órgano… ¡ESTE! Y, por supuesto, esta afirmación es totalmente falsa por ¡ESTO OTRO!

Chicos, ya os sabéis muy bien los tres primeros bloques del temario, solo hay que aguantar y seguir repasando, sólo eso. Al ritmo de vuestro preparador, sin prisa, pero sin pausa. Esta parte es un trámite, ¡está ya hecha!

Round 2: El caso práctico

En las próximas semanas…os va a caer una lluvia de supuestos prácticos que ni os lo imagináis. ¿Os acordáis de que muchos no estabais contentos con vuestra nota del test? Perfecto, porque ahora tenéis la oportunidad perfecta para demostrar, porque vosotros sabéis MUCHO más de lo que se os preguntó en aquellas cien preguntas.

Lo primero, la preparación. Chicos, si habéis llegado hasta aquí y sois de esas mil personas que están MUY cerca de su plaza en el sector público, toca actuar en consecuencia y ser responsable. El caso se hace bien (muy bien, incluso), haciendo bien todos y cada uno de los casos que os van a ser propuestos. Hay que imaginar que cada vez que resolvéis ‘de vuestro puño y letra’ un caso práctico, estáis ganando décimas…hasta PUNTOS de vuestra nota final. Merece la pena.

Igualmente, no hay que cesar en el estudio, estamos cansados…pero este sí que es el momento de la verdad, lo que no hagamos ahora, tened la seguridad que ya no lo haremos (no, al menos, en esta convocatoria). Así que toca animarse, en las vueltas que quedan los temas (siendo los mismos) van a tornarse un poco diferentes. Por supuesto que hay que seguir reteniendo datos concretos: cifras, umbrales, porcentajes… ¿es que acaso no hemos memorizado ya suficiente? Seguro que sí, pero precisamente como ya los tenemos, vamos a seguir refrescándolos. No vayamos a perder lo construido, con lo que nos ha costado, qué más nos da mantenerlos en nuestra cabeza unas semanas más.

Lo segundo, la realización material de los casos. Hay que leer cada supuesto de hecho mientras lo digerimos, frase a frase. El examen oficial se compone de cinco preguntas que versan sobre cinco apartados prácticos de los 3 últimos bloques del temario. Esos cinco apartados van a estar insertos en distintos párrafos de la historia que nos cuente la Comisión Permanente. La historia no nos importa, terminar de leer y saber los cinco epígrafes del temario que vamos a utilizar para hacer el mejor examen práctico, SÍ (muy a tener en cuenta es que en el examen oficial dedicareis varios minutos a elegir qué cinco apartados prácticos os quedáis, de entre las dos alternativas de caso que se os ofrecen).

Sí hemos leído tenemos la mitad del camino hecho. Ahora toca apoyar el bolígrafo en una hoja de papel en blanco y escribir. ¿Problema? Ninguno en absoluto.

Pregunta 1, toca contestar y…volvemos al enunciado, al párrafo donde estaba el ‘ítem crítico’ esa referencia más o menos explicita a uno de los epígrafes del temario (aquello que, simplemente al verlo, nuestra mente nos ha gritado «vaya, con esto me quieren pillar, ¿eh?»). Cogemos la ‘trampa’ y la volvemos en su contra (no vamos a fallar en nada, tranquilos, que para eso habéis estudiado al dedillo en la primera prueba). Nos ponemos a escribir, cogemos el enunciado, lo reformulamos para iniciar la respuesta, identificamos y plasmamos la normativa aplicable (qué lujo saberse todas esas Leyes y Reglamentos) y…resolvemos. ¡Ya está!

Es cierto que, a veces este esquema, se complica…a veces no hay un único argumento sino varios que conforman la respuesta… Pues los ponemos, ¡que para eso nos los sabemos! El test sirve para comprobar solamente que el conocimiento que tenéis existe, el caso para enseñarlo. Así que hay que enseñarlo.

Vais a hacer muchos supuestos prácticos y vuestro preparador va a estar con vosotros, van a ser semanas de ensayo-error, caso tras caso. Hay que estar mentalizado de que cada error que cometáis preparando los casos, es un error menos posible el día D.

En definitiva, habéis demostrado ser grandes estudiantes por haber llegado hasta aquí, perseverar, mantener el nivel tan bueno que ya tenéis, currar un poco y ¿por qué no? seguir aprendiendo nuevos flecos del temario en estas próximas semanas no cuesta tanto…. pero vale una de las deseadas plazas.

Recordad: cualquier cosa que os vayan a preguntar, no será de nada que no hayáis visto un número considerable de veces hincando los codos, por lo que… ¡Muchísimo ánimo! Solo tenéis que aguantar el tirón un poco más para conseguir la plaza que ya lleva vuestro nombre escrito.

 

Carlos García Monío es Licenciado en Derecho y miembro de CGACE. Ha prestado servicios en el ámbito del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital y, actualmente, como Inspector de Competencia. Opositor y preparador a partes iguales en sus ratos libres (y no tan libres).

 

 

 

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Un comentario

  1. En el segundo exámen de estabilización (ejercicio práctico) ¿es posible apoyarse en códigos no comentados al hacer el examen?. En las bases de la convocatoria no veo que indique nada.
    Gracias

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