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“Para no bloquearte ante un examen de oposición, hay que controlar el trinomio lenguaje corporal-emociones-pensamiento”

Médico - Salud

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C.C.M.

La psicóloga Lucía Matesanz, especializada en trastornos de ansiedad, estrés y gestión emocional, imparte el taller “Técnicas de relajación para afrontar con éxito el examen” de SKR Preparadores, en el que explica que sin entender lo que te pasa no puedes trabajar sobre el riesgo que supone bloquearte en un examen de oposición.

Esta actividad forma parte de la serie de talleres que incluye el programa de preparación integral para las oposiciones, que SKR Preparadores pone a disposición de sus alumnos y sobre los que ya hemos hablado anteriormente en este blog. En ellos, Lucía Matesanz, a la que entrevistamos hoy, aborda diferentes aspectos para que los alumnos también aprendan a gestionar la parte psicológica, generalmente dura, de una oposición.

Empecemos por el mayor temor de todo opositor: ¿Cómo sé si me voy a bloquear en un examen o si voy a sentir pánico?

Es muy buena pregunta, porque este es el primer paso para poder gestionar la incertidumbre de un examen como este. Los avisos son múltiples y variados. Me da por comer, me da por fumar, morderme las uñas, inquietud motora… Necesito hacer cosas para no enfrentarme al momento de estudiar, porque me recuerda al examen y es lo que me genera malestar. Cada persona tiene que identificar estas cosas y saber qué le pasa. Y cuando empiezas a identificar esto, hay que actuar sobre ello e intentar corregirlo.

¿Y cómo identifico esa sensación?

Hay dos piezas clave. La primera es la observación de tus actitudes, de tus reacciones físicas. La segunda es tu diálogo interno, los pensamientos que estás teniendo. Tendemos a querer controlarlo todo, pero hay que tener claro qué cosas dependen de ti y qué cosas no. Confía en tus preparadores y aléjate de los objetivos que sobrepasan tus posibilidades. Piensa qué puedes hacer para mejorar tus posibilidades de aprobar. Comentar con tus preparadores la estrategia o planificar los horarios te ayudará, intentar controlarlo todo no.

Pero conforme se acerca la fecha del examen sale la ansiedad… ¿cómo la gestiono?

Lo primero, teniendo claro que el objetivo es que, pase lo que pase, sea lo que sea, yo puedo elegir la actitud con la que me enfrentaré a la prueba. Y esa actitud condicionará mucho cómo voy a rendir en ella. Lo segundo, preparándote para ese momento. Por eso tenemos que darnos cuenta de que según lo que piense, mis emociones cambian y esto condiciona mi lenguaje corporal y mi actitud frente al examen.

¿Qué quiere decir exactamente? ¿Cómo funciona este trinomio lenguaje corporal-emociones-pensamiento?

Que estos tres pilares no pueden estar descompensados. Es decir, si yo estoy feliz no puedo pensar en cosas tristes porque el cuerpo busca una coherencia, con lo que si empiezo a generar un cambio en uno de los elementos de este trinomio, genero un cambio en los otros dos. No puedo cambiar las emociones, pero si puedo generar cambio a nivel de lenguaje corporal y a nivel de pensamiento y eso cambiará mis emociones ante el examen.

Bueno entonces, ¿qué es antes, el huevo o la gallina? ¿Por dónde empiezo?

Lo primero es lo físico, el lenguaje corporal, porque cambiar el pensamiento es mucho más difícil. Hay que coger boli y papel porque la ansiedad estalla ante la incertidumbre que genera, por ejemplo, de un examen de oposición. Y en este sentido tener escrita cuál ha de ser la ruta, nos ayudará mucho. Hay que planificar qué vamos a hacer antes, durante y después del examen.

De acuerdo, no he empezado el examen, estoy sentado esperando, pero empiezo a pensar que me voy a bloquear…

Este es justo el momento en el que hay que regular la activación mediante la técnica de la respiración en cuatro tiempos. Respira profundamente, se consciente de cómo se hinchan tus pulmones y respira profunda y tranquilamente…

Ya siento cómo me relajo…

Seguro… Pero ten cuidado no te ahogues, porque hay que hacerlo aprovechando muy bien el momento en el que coges aire (risas). Lo que quiero decir es que esto no es ninguna tontería. Estamos diseñados para sobrevivir. Si mi atención está en otra cosa y dejo de respirar, siempre vuelve a mí, con lo que soy dueño otra vez de mi cabeza, y me centro en mi respiración. Hay que ser consciente de esto y bajar las revoluciones. También es recomendable hablar internamente con uno mismo, para tranquilizarse y generar pensamientos de paz.

Estoy relajadísim@ pero de repente llegan las preguntas del examen y ¡me bloqueo de nuevo!

Es una reacción normal y debes tener asumido, desde antes del examen, que te vas a desconcentrar, bloquear y estresar. Vuelve a respirar y recuerda que el objetivo es hacerlo lo mejor posible. Suspender antes de empezar es responsabilidad de uno mismo, al no habernos preparado para controlar nuestras reacciones. Tenemos que aprender a calmar cuerpo y mente durante las semanas anteriores, para leer bien, hacer un esquema, pensar qué podemos aportar y utilizar nuestro diálogo interno para auto tranquilizarnos y sacar todo nuestro potencial.

Parece que esto marcha, pero entonces salgo del examen y empiezo a comentar y a darle vueltas a la cabeza y aparece una actitud derrotista…

Esto también es muy normal porque cómo te hables a ti mismo después del examen, independientemente del resultado, es fundamental para tu estado emocional. Refuerza tus sensaciones positivas y calma las negativas. Una buena técnica para practicar tanto antes como después del examen es la técnica de relajación muscular progresiva de Jakobson. Esta consiste en tensar y relajar distintos grupos musculares y se basa en la idea de que los pensamientos y comportamientos asociados al estrés provocan tensiones musculares. Practicándola consigues reducirlos y eliminarlos.

Es por esto por lo que usted parece siempre tan relajada… ¡Cuénteme su secreto!

¡Es el poder de la fisiología! Al final del día ponte música relajante y deja que todo fluya, controla tu respiración en cuatro tiempos y ves estirando cada grupo muscular poco a poco… Verás que tu mente se relajará, que dormirás muchísimo mejor y que al día siguiente, el día del examen, ¡no habrá quien te pare!

 

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