Tíscar Martín ejerció la abogacía durante 15 años y quería conocer y poner en práctica otras áreas del Derecho, por eso decidió opositar. A pesar de los momentos duros, la experiencia global, nos cuenta, «ha sido bonita y divertida». Aconseja no tirar la toalla nunca, porque con esfuerzo, asegura, todo se consigue.
MARTA GÓMEZ PEÑARRUBIA
Después de ejercer la abogacía durante 15 años, a Tíscar Martín le apetecía pasar al sector público para “conocer todas las áreas del Derecho en su integridad”. Ya nos contaba cuando la entrevistamos hace un par de años que “todo el mundo pensó que estaba loca por dejar la abogacía para ponerme a opositar a los 38 años, pero no considero la edad como una desventaja”.
Desde luego su experiencia laboral y vital la han ayudado a no perder la perspectiva en estos años de estudio, ni siquiera cuando suspendía algún examen y retomaba el estudio desde el día siguiente: “Lo contrario no tiene sentido, la vida no da treguas”, decía entonces..
Y precisamente esta filosofía a la hora de afrontar los obstáculos ha sido crucial para conseguir una plaza fija como funcionaria de carrera en el Cuerpo de Técnicos Superiores de la Comunidad de Madrid. No era su primera opción, pero la vida a veces nos ofrece oportunidades que debemos afrontar con valentía.
Su experiencia, nos cuenta ya con la serenidad del aprobado en la mano, ha tenido etapas duras, complicadas, pero en general la describe como “bonita y divertida”. Este periodo le ha permitido “aprender muchas cosas y conocer gente fantástica” que a día de hoy considera grandes amigos.
A los opositores que siguen sus pasos les recomienda “que tengan mucha paciencia, que no tiren la toalla, porque al final, después de mucho esfuerzo, todo se consigue”.